Quién silenció sus palabras
Quién silenció sus palabras
¿Quién silenció sus palabras?
El entorno la calló.
Le prohibió externar cada una de sus emociones,
lo más triste, llegó el momento en que simplemente dejó de sentir.
Cuánto le costó volver a escuchar los latidos de su corazón.
Emocionarse hasta las lágrimas.
Rozar con sus alas transparentes el cielo.
Algo la sacudió, la golpeó tan fuerte que sintió un profundo dolor.
No era físico, era más adentro de su ser.
Lloró en silencio creyendo que había muerto.
Pero la realidad, es que llevaba muerta mucho tiempo
y esa sacudida la hizo resucitar de su muerte en silencio.
Lo doloroso del momento no era despertar,
sino darse cuenta que había estado muerta en vida,
caminando sin rumbo.
¿Y ahora qué?
Despierta y adolorida, se preguntaba qué habría pasado.
No se reconocía, miraba hacia atrás y se quedaba atrapada
en momentos de dolor y silencios que no comprendía.
Esa mujer no era ella.
Recodó tantos momentos en los que se había sentido libre,
poderosa, fuerte, valiente… feliz.
Y de pronto, no encontraba el motivo de haber dejado
todo en el olvido.
¿En qué se había convertido, quién silenció sus palabras?
En un fantasma que simplemente habitaba en un mundo que
no era el que había soñado.
El cansancio de una vida de rutina y sistemática,
que no daba ni tiempo ni oportunidad de sentir.
La creencia de ser como el mundo quiere que sea
y no tener la libertad de ser quien quiere ser.
El horror de ver que la vida se le escapa entre las manos
y no ha logrado nada que realmente deseara.
¿Es feliz?
Sí, mucho.
Tiene motivos infinitos para serlo,
pero le faltaba conectar con su yo más interno,
aquel que la hacía vibrar hasta la última fibra
para aprovechar y disfrutar cada momento, cada logro.
Todas esas razones que tenía para ser feliz
pasaban desapercibidas a los ojos del alma
porque no se daba la oportunidad de vivir en plenitud.
Es duro despertar, pero es más duro seguir durmiendo.
Por hoy es todo, pero ya sabes que cualquier cosa,
estaré encantada de leerte en los comentarios y por correo (platicamosrocio@gmail.com).
Gracias por leerme y
si te apetece, comparte y soñemos juntas.
No seas diferente,
¡Sé única!
¡Besiños infinitos!