Un día desperté…
Dormía profundamente, soñaba…
¡Qué placer sentía al no tener que moverme,
esa vida me parecía muy fácil y cómoda.
Todo se complicó, todo cambió.
Ya no era un sueño, era una pesadilla
o tal vez mi realidad.
No lo supe hasta después.
¡Qué desesperación, no saber que estoy soñando;
sentir el dolor, tan profundo que casi sangro.
Duele, dentro, muy adentro; mi corazón grita,
no lo oigo, pero lo siento.
Nadie me escucha, nadie me ayuda.
¿Por qué la gente pasa a mi lado y en vez de ayudarme
me lastima más?
No quiero esta vida, todo sale mal.
Nadie me quiere, pasan de mí, no les importo,
creo que si muriera hoy, nadie lo notaría.
Quizás sería mejor, para mí, para ti…
para todos.
Ya no siento dolor, hay gente a mi alrededor,
llora, no sé porqué.
Por primera vez me siento en paz.
¡Despierta, el sueño terminó!
La luz, la paz, la tranquilidad.
¡Qué hermosa sensación!
Así es como debe ser en la realidad.
Sólo soñabas corazón, despierta y date cuenta
que tienes el poder de crear tus propios sueños,
tú decides qué soñar, tú decides qué vivir.
Aprende a entender que tú tienes el poder.
La vida solo es eso, un sueño que te empeñas a en crear.
El día que despiertes, ese día recordarás.
¡Ojalá no sea tarde cuando quieras regresar!
Por hoy es todo, pero ya sabes que cualquier cosa,
estaré encantada de leerte en los comentarios y por correo (platicamosrocio@gmail.com).
Si te apetece, comparte y soñemos juntas.