Sola con mi soledad

 

 

Se levantó una mañana, vistiendo su camisón de algodón azul con blanco y mientras se estiraba veía por la ventana el hermoso paisaje que ese día le regalaba.

Hacía frío. Se preparó una taza de café, tomó su bata y descalza salió al porche de la casa; admirando el día con niebla y una suave brisa que traía gotas de una pequeña llovizna que le refrescaba el rostro. Sonrió.

Nunca le gustó el clima frío, pero aquel parecía ser diferente; no calaba en los huesos, era agradable y la hacía sentir en paz.

Se sentó en su mecedora y observó como el pequeño lago frente a ella hacía una leve ola provocada por el suave viento que le rozaba tiernamente las mejillas.

Se oían ruidos alrededor, pájaros cantando, animales que iban y venían por el bosque que estaba detrás de ella.

Ella cerró los ojos un instante y escuchó, sólo escuchó al silencio de su alma que levemente le susurraba.

Estaba completamente sola con su soledad en aquel hermoso lugar y, sin embargo, nunca se había sentido tan acompañada.

 

 

Por hoy es todo, pero ya sabes que cualquier cosa,

estaré encantada de leerte en los comentarios y por correo (platicamosrocio@gmail.com).

Gracias por leerme y

si te apetece, comparte y soñemos juntas.

No seas diferente,

¡Sé única!

¡Besiños infinitos!

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