Posadas mexicanas
Si hay algo que nos caracteriza a los mexicanos es que nos encantan las «pachangas» (fiestas) y si hay algo que también nos encanta es hacer de cualquier cosa una fiesta divertida y con mucho significado, por eso hoy quiero hablarte de una tradición que es realmente hermosa y significativa, las posadas mexicanas.
Ya te había hablado antes de alguna de nuestras tradiciones como la de Día de Muertos.
Historia de las posadas
Después de la llegada de los españoles a la antigua Tenochtitlán, los evangelizadores europeos se encargaron de adaptar esta fiesta como una manifestación de la fe católica.
El historiador Pablo J. Gómez recuerda que fueron los franciscanos y agustinos quienes trajeron a México las posadas, las pastorelas y la tradición de “arrullar al Niño Dios”.
Explicó que en 1587, en el pueblo de San Agustín Acolman, al noroeste de la Ciudad de México, se originó la práctica de las posadas cuando el Papa Sixto V le concedió a Diego de Soria el permiso para realizar esta celebración en la Nueva España, costumbre que fue aceptada por los indígenas quienes le añadieron el toque mestizo a la tradición.
Posadas mexicanas
Las posadas navideñas se celebran durante los nueve días antes de Navidad, o sea del 16 al 24 de diciembre.
En estas fiestas, se hacen representaciones del peregrinaje de María y José desde su salida de Nazaret hasta la llegada a Belén, acompañadas de villancicos para provocar emociones de alegría y amistad entre los asistentes.
El primer día representa la humildad para convivir con armonía.
El segundo es la fortaleza para realizar los deberes diarios.
El tercero significa el desprendimiento para rechazar todo deseo que desvíe de la fe cristiana.
El cuarto amar al prójimo.
El quinto día, la confianza en la misericordia divina.
El sexto, la justicia para obrar con rectitud.
El séptimo es la pureza para rechazar al Diablo.
El octavo la alegría para alcanzar el cielo.
El noveno día, la generosidad para entregarse al servicio de Dios.
Letanía para pedir Posada
En los hogares mexicanos la celebración inicia con una representación en donde los anfitriones actúan como los posaderos y los invitados como los peregrinos, quienes piden alojo al entonar la letanía para pedir posada, que concluye con el famoso estribillo: “Entren santos peregrinos, peregrinos, reciban este rincón. Y aunque es pobre la morada, la morada, os la doy de corazón”.
Durante la procesión, los peregrinos cantan la letanía y sostienen pequeñas velas encendidas.
Los posaderos entablan un diálogo en forma de versos cantados con los peregrinos hasta que finalmente les conceden la posada.
Una vez que los peregrinos han entrado en la casa, las imágenes de San José y la Virgen María son colocados en un altar, en torno al cual, todos los participantes de la Posada se reúnen para realizar las últimas oraciones.
Se encienden juegos pirotécnicos, luces de bengala, se reparten los aguinaldos, que son pequeñas canastas o bolsas con dulces típicos, cacahuates, cañas de azúcar, colación; y se canta o pone música, que representan la alegría de compartir y convivencia con familiares y amigos, todo esto acompañado de un delicioso ponche navideño para intentar no sentir tanto el frío.
Finalmente, los invitados ademas de beber ponche (ingredientes como la canela, tejocotes, guayabas y caña de azúcar), champurrado, atole; comen tamales y buñuelos.
Piñatas
Existen distintas versiones sobre el origen de la piñata, una de ellas se relaciona con los viajes del expedicionario Marco Polo a China, quien observó una tradición en la que se acostumbraba romper la figura de un buey relleno de semillas en el marco de la fiesta del año nuevo chino.
Al darse a conocer esta tradición en Europa, los españoles la importaron al Nuevo Mundo al encontrarle cierto parecido con una las festividades mexicas en honor al dios de la guerra, Huitzilopochtli.
Otra versión señala que los antiguos mayas solían practicar un juego en el cual, con los ojos vendados, intentaban romper una olla de barro llena de chocolate que permanecía suspendida de una cuerda.
Con el paso del tiempo, la piñata pasó a ser un elemento básico en las fiestas mexicanas, sobre todo en las Posadas.
Significado de la piñata
La piñata tradicional se elabora con una olla de barro que es decorada con colores brillantes.
A esta misma se adhieren siete conos o picos que terminan dándole la forma de una estrella.
La piñata se rellena con dulces y frutas de temporada. Se cuelga de una cuerda que la mantiene en lo alto; el reto consiste en romperla con un palo mientras se tienen los ojos vendados.
El significado religioso de la piñata está presente en sus elementos decorativos; por una parte, el forro que la recubre, al ser de colores llamativos, es asociado con la tentación, mientras que los siete picos que sobresalen sobre su superficie se vinculan con los pecados capitales.
El hecho de romper la piñata con los ojos cubiertos implica un acto de fe, en el que la fortaleza del individuo debe prevalecer para vencer la tentación del pecado.
Los dulces y frutas que se utilizan como relleno de la piñata simbolizan los dones y regalos celestiales por haber vencido al mal, de tal manera que, al romper la piñata, se recompensa a los fieles por no abandonar en su lucha contra el demonio.
Artesanías hechas piñatas
Las piñatas más apreciadas por su belleza y colorido son elaboradas por los artesanos de Acolman, un poblado localizado en el Estado de México, donde seguro te enamorarás más de esta extraordinaria artesanía mexicana.
Se dice que en este pueblo mexiquense nació la Posada como tradición.
Cada año, del 16 al 24 de diciembre, Acolman es sede de la popular Feria de la Posada y la Piñata, en donde se busca promover el gusto por esta artesanía a través de la realización de un gran concurso artesanal que premia a la piñata más original de la temporada.
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