Nos volvemos a enamorar
Nos volvemos a enamorar
Se sentó en aquella banca del parque,
eran las doce de la noche
de aquel día especial
y estaba sola con sus recuerdos.
Si tan solo se hubieran mirado más a los ojos,
se hubieran acariciado, de tal manera
que sus cuerpos vibraran al contacto
como aquella primera vez.
Si lograran besarse de esa forma
que una corriente de energía les recorriera el cuerpo;
si no hubieran dejado que la rutina
de una vida predispuesta
los hubiera convertido en dos sombras
deambulando uno al lado del toro,
sin la menor emoción.
Qué fácil se había vuelto
encontrarse defectos y buscarse problemas,
qué difícil decirse palabras hermosas,
cosas buenas, uno al otro.
Qué vano y simple
se había convertido decirse «te amo»
sin el más mínimo asomo
de emoción.
Perdieron el equipaje
¿En qué parte del camino
dejaron el equipaje que juntos habían preparado
para el resto de sus vidas?
Aquellas ilusiones con proyectos que harían juntos,
las promesas de amarse y estar juntos por siempre,
hasta que lo único que importara
fuera tomarse de las manos
por el resto del camino,
mirándose a los ojos.
¿En qué momento olvidaron que, darse besos
de buenas noches eternos,
los llenaba de ilusión
para verse al día siguiente?
Aquellos sueños de una vida
acompañado por el amor de su vida,
esa persona que hacía que el dormir
fuera lo mejor del mundo
porque así el tiempo pasaría pronto
y se volverían a ver.
Aquellas noches en que no dormían
hasta saber que el otro
estaba seguro en su casa,
después de haber salido.
Aquella adrenalina
que subía y bajaba con la emoción de verse,
pasando horas frente al espejo para lucir genial
para esa persona especial,
que se sentía orgulloso de llevarla a su lado.
Aquellas llamadas telefónicas eternas
donde ninguno quería colgar
porque era como tener un rompimiento cada vez.
Aquellas cartas y mensajes
donde se decían lo mucho que se amaban,
se extrañaban, se deseaban.
Entonces pasó…
Ya no tuvieron que sufrir cada pequeño rompimiento por la separación,
ya no hacían falta las llamadas eternas,
ni los mensajes, ni las cartas;
ya no hacía falta nada de todo aquello
porque ya no quedaba nada de lo que lo había provocado.
Era como si haber cumplido su seño
hubiera hecho que la maleta se perdiera
en la inmensa soledad de la rutina compartida.
Si tan solo se volvieran a llamar,
se mandaran mensajes, carta,
si se demostraran amor, se extrañaran,
se emocionaran.
Si volvieran a decirse lo maravillosos que son,
lo que hizo que se enamoraran
y decidieran cumplir sueños juntos.
Si, por tan solo un momento,
recordaran que se aman y
se olvidaran de la apatía y la costumbre.
Entonces volverían a vibrar, a llorar, a sentir.
Y no tendría que sentarse en soledad
sino con su maravillosa compañía.
Ama y vive, ahora y siempre;
porque vivir y amar es lo único
que llenará la maleta más importante
que es la te llevarás a la otra vida.
Por hoy es todo, pero ya sabes que cualquier cosa,
estaré encantada de leerte en los comentarios y por correo (platicamosrocio@gmail.com).
Si te apetece, comparte y soñemos juntas.
No seas diferente,
¡Sé única!
¡Besiños infinitos!
Que lindo de principio a fin.
¡Muchas gracias Kari! Me alegro que te haya gustado.