Mientras se protege de los demás
Mientras se protege de los demás…
Se paró frente al espejo
y se derrumbó al ver su reflejo.
Esa no era ella…
No se trataba solamente de los sueños
no cumplidos;
sino de la persona que era
hacía años.
Hizo un intento por sonreír,
fingiendo que le gustaba lo que veía,
intentó decirle al reflejo
que lo amaba y estaba orgullosa de él;
pero los que ya no sonreían
eran sus ojos.
Se forzó a hacerlo otra vez,
pero ahora en voz alta;
y entonces rompió en llanto,
sus ojos, no sólo no sonreían,
sino que lloraban a mares.
Los espejos del Alma no mienten,
no importa cuánto intente
convencerse que lo tiene todo
para ser feliz;
ella sabe que no es así.
Ahora, el que gritaba, era su corazón:
¿Dónde están tus sueños?
¿En qué momento perdiste tus ganas de
comerte al mundo?
¿A quién le entregas el poder de decidir
qué es lo que te hace feliz?
Lloró, amargamente, por un buen rato,
poco después, se secó las lágrimas,
se sacudió la tristeza,
miró al espejo una vez más,
se sonrió y se dijo:
«Así es como tiene que ser.»
Salió al mundo nuevamente,
con una sonrisa en el rostro,
a cumplir…
Sigue sin darse cuenta
que creó una armadura para evitar sufrir,
pero no se ha dado cuenta
que su peor enemiga sigue ahí;
esa que la está matando de a poco,
sólo porque tiene que ser así.