Mi propio reflejo

 

 

Estaba mirándose al espejo

con esos enormes ojos

con los que llegó a este mundo

sorprendida con lo que encontró al llegar.

Mientras se observaba

pensaba que no era la imagen

de una niña lo que veía en él.

Oía voces que no estaban ahí

pero eran claras como el agua

repitiendo una y otra vez

que ella no era lo que todo

el mundo esperaba.

Empezó llegando en momentos

duros para los que había elegido como padres,

además de contrariando sus expectativas:

no era niño.

Quizás por eso no fue la niña

que el mundo esperaba;

seguía observándose y una lágrima

corría por su mejilla.

Ya no era una niña,

era una mujer herida;

y las voces otra vez,

seguían repitiendo cosas

y, aunque estaba completamente sola,

eran increíblemente reales.

“No eres la mujer que el mundo espera”:

Volvió a mirarse al espejo,

entonces su reflejo fue el que habló

y dejándola congelada en el tiempo,

entre la niña y la mujer

sólo preguntó: ¿y tú, qué esperas de ti?

 

firma Rocio Casas

 

 

 

 

Por hoy es todo, pero ya sabes que cualquier cosa,

estaré encantada de leerte en los comentarios y por correo (platicamosrocio@gmail.com).

Gracias por leerme y

si te apetece, comparte y soñemos juntas.

No seas diferente,

¡Sé única!

¡Besiños infinitos!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.