Las heridas de la infancia, la niña interior herida

 

 

En estos días que estamos viviendo de confinamiento por causa del Covid-19 me ha hecho poner mucha más atención en mis enanos y eso me ha llevado a reflexionar mucho sobre las heridas de la infancia.

Para empezar, ayer nos acostamos con la novedad de que, si bien en el estado donde vivimos la Secretaría de Educación decidió que el ciclo escolar termina mañana, el colegio de mis enanos decidió que nosotros no. Es decir, el ciclo escolar para mis enanos sigue hasta el 26 de junio porque ellos quieren seguir con su plan de estudios y su estrategia de educación.

Lo cierto es que yo estoy muy contenta con el colegio y con el sistema que llevan, pero me causa un poco de conflicto la poca flexibilidad ante situaciones diferentes, como es esta situación.

Siempre he tenido mis reservas con los departamentos psico-pedagógicos de los colegios y, en este caso, no es la excepción. Me pregunto si es necesario seguir con un plan de estudios y trabajo a pesar de la situación que se vive, si es recomendable, para los niños y adolescentes, seguir exigiéndoles demasiado o por más tiempo.

Así llegué a este tema de las heridas de la infancia; y lo investigué para no hablar por hablar.

En Numerología, no lo veo como “heridas” sino como retos, desafíos y aprendizajes que se presentan en la infancia, pero la Psicología lo maneja como “heridas”.

Lo que me sorprendió bastante es que en este sentido, las “heridas” de la infancia sólo están causadas (supuestamente) por los padres; no hay nada que indique la presencia de maestros, conocidos u otros adultos que intervienen en la infancia de un niño.

Entonces, para los psicólogos, ¿sólo los papás somos los causantes de estas heridas?

 

 

Heridas de la infancia, según la Psicología

 

  • Herida del rechazo

En la infancia, no fueron aceptados tal como eran.

 

  • Herida del abandono

En la infancia, tuvieron padres ausentes, ya sea emocional o físicamente.

 

  • Herida de la humillación

En la infancia los ridiculizaron y se avergonzaron de ellos.

 

  • Herida de la traición

En la infancia, no les cumplieron lo que les prometieron.

 

  • Herida de la injusticia

En la infancia, sus padres fueron fríos y autoritarios.

 

 

¿Cómo detectamos estas heridas como adultos?

 

  • Herida del rechazo

Huyen, se esconden. Cuando alguna situación o persona les hace sentir rechazados, se esconden y se aíslan; incluso de la gente que quieren y que los quieren. Tienen un sentimiento constante de rechazo y de no pertenecer a ningún grupo social.

 

  • Herida del abandono

Hacen hasta lo imposible porque la otra persona no se vaya. Aguantan relaciones complicadas porque prefieren ese dolor a quedarse solos, porque tienen miedo a esa soledad. Pueden, incluso, atraer o crear problemas para llamar la atención. Necesitan que los demás estén, constantemente, pendientes de ellos, sea de la forma que sea.

 

  • Herida de la humillación

Anulan sus necesidades y se centran en las necesidades de los demás. Arrastran culpa y vergüenza y esto les impide aceptarse y cuidarse. Les resulta más fácil ocuparse de los demás que de ellos mismos.

 

  • Herida de la traición

Desconfían de todo el mundo y de toda situación. Están en un estado de vigilancia y control constante. Necesitan tener todo bajo control para evitar sorpresas y adelantarse al peligro. Son muy exigentes e inflexibles en las relaciones porque tienen pánico de que les mientan.

 

  • Herida de la injusticia

Son personas que esconden lo que piensan y sienten. Son muy sensibles pero no lo demuestran. Se exigen muchísimo a sí mismos porque creen que se les aprecia por lo que hacen y no por lo que son. Así que se vuelven perfeccionistas en exceso y les cuesta comprometerse, en lo que sea,  por miedo a equivocarse.

 

Como puedes ver, es algo con lo que, definitivamente, yo, como numerológa, no coincido.

No es crítica, simplemente, no estoy de acuerdo.

En Numerología, vemos la infancia como un conjunto de más cosas que nos dejan aprendizajes que hoy, como adultos, vivimos como creencias en el inconsciente y que, algunas habrá que transformarlas, otras, sanarlas y la mayoría, aprovecharlas para seguir evolucionando como seres extraordinarios.

 

La conclusión de hoy

 

Por eso los colegios, maestros y demás temas de educación no van más allá, sólo somos papás quejándonos de la situación y del homeschooling; yo, como lo veo de otra manera, así lo estoy trabajando con mis enanos.

Más adelante te contaré cómo se ve en Numerología los aprendizajes, retos y desafíos de la infancia y verás que no todo es sólo blanco o negro, hay una inmensa gama de colores y escala de matices.

En fin, por hoy lo dejo aquí, esperando que esta información te sirva.

Yo sigo con mi forma de guiar a mis enanos, basándome en sus características personales, intentando que el tener que cumplir no los frustre todavía más de lo que ya están con tantos días encerrados en casa.

Esa sí que es una herida que hay que sanar desde ahora para que no deje cicatrices en su futuro.

 

firma Rocio Casas

 

Por hoy es todo, pero ya sabes que cualquier cosa,

estaré encantada de leerte en los comentarios y por correo (platicamosrocio@gmail.com).

Gracias por leerme y

si te apetece, comparte y soñemos juntas.

No seas diferente,

¡Sé única!

¡Besiños infinitos!

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