Descanso merecido

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Descanso merecido

 

He estado ausente por dos semanas y ahora regreso con las pilas renovadas y lista para seguir compartiendo mis sueños hechos manualidad contigo.

Tengo que ser totalmente honesta contigo y decirte que la primera semana de ausencia no fue precisamente por gusto. Todos somos seres humanos y como tales tenemos nuestros días de bajón de ánimo o incluso por algún malestar físico, eso fue lo que me tuvo ausente.

La semana siguiente de lo que nos pasó regresando de nuestras vacaciones tenía la adrenalina a todo lo que daba y fui capaz de seguir como si nada hubiera pasado.

 

 

Pero sí había pasado algo

 

Todo funcionó como cualquier semana de vacaciones con enanos y todo lo que una esposa, mamá y ama de casa tiene que hacer, pero poco a poco el evento fue pasando factura y empezó a salirme una alergia nerviosa por casi todo el cuerpo, primero en brazos y piernas y después por la cara.

A lo que debí sumarle una terrible migraña que hizo que mi primera semana de ausencia fuera realmente estresante. Entre la comezón, el no saber el por qué de esa reacción y el dolor insoportable de cabeza, solo me apetecía estar en cama.

Al final la migraña pasó y fui a ver una dermatóloga para que me dijera que era lo que tenía, confirmado, alergia nerviosa. Un par de cremas y listo.

 

 

Descanso merecido

 

Llevaba unas semanas diciéndole a mi viejo que necesitaba unos días de soledad por elección, quería descansar y estar sola para poner en orden un par de cosas que no paraban de darme vueltas en la cabeza.

Así que la semana pasada me sorprendió regalándome dos maravillosos días en la playa para mí solita. Desconectada de todo. La mejor manera de ponerte en paz contigo mismo es conviviendo contigo mismo, así es donde puedes darte cuenta qué es lo que te está molestando, enojando, deprimiendo, entristeciendo o incluso frustrando. Y al mismo tiempo descubrir maneras de solucionarlo y buscar alternativas para que no sientas que la vida complotea en tu contra.

En mi caso, llevaba semanas en que nada parecía salirme bien. Era una constante de cosas negativas que no parecían detenerse. Cuando te tomas el tiempo de analizarlo te das cuenta que eres lo que atraes.

Si tu actitud es negativa, en la forma que quieras verlo, solo atraerás cosas negativas. Además de que tu actitud frente a esas situaciones negativas también influyen en como te afectan, cómo las ves y cómo son realmente.

Al fin y al cabo, nadie hace complot en tu contra; no eres el centro del universo como para que todos estén pensando como fastidiarte; eres tú la que decides si ciertas circunstancias o actitudes te afectan o no.

La mayoría de las veces esas actitudes hablan más de las personas que las tienen, que de ti, son ellas las que tienen algún problema y su manera de solucionarlo o desapacerlo es desquitándose con alguien más, no es precisamente porque tengan algo contigo.

 

 

Descanso merecido

 

 

Conclusiones y soluciones

 

Llegué a muchas conclusiones y decidí tomar acción para solucionar los problemas que yo misma me estaba generando. Me di cuenta de que mucho de lo que yo critico en realidad es mucho de lo que yo tengo o demuestro.

Entre las acciones que voy a tomar, una de las más importantes, es aprender a dejar de controlarlo todo. No sé si a ti te pase lo mismo, pero yo siento, que como estoy todo el día en casa, yo tengo que controlar todo lo que pasa en ella.

Colegios, enanos, casa, ropa, juguetes, juegos, libros, tareas, visitas al médico, dentista, papeleos, etc. Tengo que aprender a delegar responsabilidades y así ceder el control, primero por mí y segundo por mi viejo y mis enanos.

El tener el control de todo hace que vivas más presionada, sin tiempo para nada, especialmente para ti y eso provoca que siempre estés de mal humor, enfadada y regañando por todo.

Cuando uno delega, pide ayuda pero sobretodo la acepta, vive más tranquilo, menos cansado y sin tanto estrés.

Cada quien tiene que ser responsable de sus cosas y poco a poco ayudar en las cosas que son de todos, con eso, todos tendrán más tiempo para dedicarlo a sus cosas, sus tareas y a sí mismos, lo que hará que todos sean más felices y disfruten más el tiempo juntos.

No será fácil porque cuando están acostumbrados a que lo hagas todo o a que siempre estés dispuesta a hacerles las cosas, cambiarles el chip cuesta porque están en la zona cómoda, pero con el tiempo también valorarán que tú estés más descansada y de mejor humor.

 

 

Date tiempo

 

Al final creo que el aprendizaje más grande de este descanso merecido es que de vez en cuando hace falta tomarse un tiempo para uno mismo, pero no solo para ir a la peluquería o una dosis de masaje que te deje relajada para un mes, sino un tiempo de calidad para detener un poco el ritmo y analizar cómo estás, qué estás haciendo que sientes que funciona y qué no te está sirviendo para nada. Y replantearte muchas cosas para que tú estés mejor, al final, si tú estás bien todo lo demás estará bien.

Tengo la creencia de que todos los días se aprende algo nuevo y yo he aprendido que estar conmigo me gusta, disfruté mis días de soledad por elección, me resulté simpática. Pero sí extrañé mucho a mi viejo y a mis enanos, también sirvió para eso, para valorarlos todavía más.

 

¿Tú qué piensas? ¿Te tomas tu tiempo de vez en cuando?

¿A qué conclusiones llegas?

Por hoy es todo, pero ya sabes que cualquier cosa,

estaré encantada de leerte en los comentarios y por correo (platicamosrocio@gmail.com).

Gracias por leerme y

si te apetece, comparte y soñemos juntas.

No seas diferente,
¡Sé única!

¡Besiños infinitos!

FIRMA ROCIO CASAS

 

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