TDAH Asperger trastorno oposicionista desafiante

Tu hijo tiene TDAH, Asperger, Trastorno Oposicionista Desafiante

 

Tu hijo tiene TDAH, Asperger, Trastorno Oposicionista Desafiante

 

Así fue la serie de diagnósticos para un niño, TDAH, Asperger, Trastorno Oposicionista Desafiante.

O sea, ¿cómo?

Es toda una mezcla de eso o tiene las tres o cómo funciona.

 

 

Así me pasó con mi enano menor

 

Desde que nació, ha sido un niño con carácter fuerte (entendamos qué es un carácter fuerte), seguro de sí mismo, demandante lo que quiere.

Al igual que a su hermano, decidí meterlo a maternal a los dos años. En el caso de Mikel con más razón porque era un niño inquieto, explorador y le encantaba experimentar todo.

Pensé que el colegio complementaría con cosas que en casa no tenía, como compañeros, amigos, otros adultos y empezar a ver que en el mundo hay más reglas que sólo las de casa.

Todo marchó estupendamente por un par de años. Pero en cuanto entró en segundo de kínder las cosas se complicaron un poco.

La maestra que le tocó era un poco intransigente, para mi gusto con poca vocación de maestra de kínder y que pretendía que todos los niños fueran iguales y se comportaran igual.

Hablando en términos psicológicos (o sea, con etiquetas, que me hacen hervir la sangre), Mikel es un niño kinestésico, es decir, aprende en movimiento.

Eso puede ser un gran problema si la maestra en turno no tiene la capacidad o la preparación para ver a los niños de forma independiente; entonces, se convierte en un niño inquieto de más o problemático.

Desde ahí, empezamos (él y nosotros) con una guerra o lucha constante por demostrar quién tenía la razón y, mientras tanto, mi pobre enano en medio de todo esto, cargando con etiquetas y reportes.

Si a eso le sumamos que siempre ha sido un niño fuerte, tanto física como emocionalmente, la cosa se complicó más. Nunca se queja, aguanta y aguanta, hasta que se defiende. Él siente que no necesita ayuda para cuidarse, protegerse o defenderse, por lo tanto, no acusa.

No agrede, pero se defiende. No se queja, se defiende. Entonces, el otro se queja y el “malo” es él.

Superamos la etapa del kínder a trancas y barrancas. En cuestión estudios, es un genio. Aprende rápido, no necesita poner atención especialmente a la clase o al tema y tiene una memoria fotográfica. Así que el problema no fue académico.

En cuestión conducta y disciplina, creo que podría hacer un libro sólo contando las anécdotas por las que fui citada a los colegios y por las que fue reportado.

Lo llevé por años a terapia psicológica. Tuvo tres terapeutas diferentes, además de los del colegio. Según los estándares de los colegios, nunca mejoró.

La última psicóloga con la que fue durante tres años, fue la única que me dio las pautas y los tips para defenderlo de esos maestros y esos colegios que no tenían ni idea de cómo tratar a los niños.

Así pasamos del diagnóstico de los colegios de TDAH y Aperger a dejarlo solamente en Trastorno Oposicionista Desafiante… en mi época sería un niño inquieto y contreras.

Con ese diagnóstico, por fin, lo dejaron en paz.

Ha pasado por tres colegios distintos. En el que está ahora no ha tenido ningún contratiempo. No he sido llamada a ninguna reunión ni ha sido regañado, no ha traído ningún recado, no ha sido reportado. Sus calificaciones son excelentes, su conducta y disciplina perfectas.

 

 

Y entonces ¿dónde está el problema? ¿Es TDAH, Asperger o Trastorno Oposicionista Desafiante?

 

Precisamente eso, no hay ningún problema con él.

El problema está en los “profesionales” que no lo son. Esos que se dicen expertos en tratar con niños y no tienen ni idea de qué hacer con ellos, se basan en teorías, libros, programas y estudios generales; pero no se preocupan, realmente, por los niños.

En mi época de estudiante éramos más de sesenta niñas en un solo salón y hoy en día se vuelven locos con veinte.

No le ponen atención, sólo les preocupa cumplir con los programas que marcan, los estándares de conducta y disciplina generales y ya. Es decir, los niños sólo pueden estudiar y estar atentos en clase, punto.

Da igual si son buenos en matemáticas, en historia, en dibujo o en deportes; tienen que sacar buenas calificaciones en todo y, según ellos, eso sólo se consigue estando sentados, sin moverse y poniendo atención.

Si un niño se mueve está mal, si se distrae está mal, si se levanta está mal, si saca bajas calificaciones está mal.

 

 

¡Qué diferente sería todo si sólo les pusieran atención!

 

Comentario al margen: hay algunos “profesionales” que son tan profesionales que le pueden llegar a decir a un niño “tú jamás serás un niño bueno porque la maldad vive en ti (señalando su pecho) y eso no se puede sacar de ahí”.

Mikel es un niño inteligente, amoroso, empático, amigo leal, da todo por el bien del otro… y de vez en cuando todavía recuerda esas palabras cuando algo se le complica.

No me cansaré de decir que hay que tener mucho cuidado con nuestras palabras, sobre todo, si tratamos con niños o si nos llamamos “profesionales” para tratar con ellos.

firma Rocio Casas

 

 

 

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Por hoy es todo, pero ya sabes que cualquier cosa,

estaré encantada de leerte en los comentarios y por correo (platicamosrocio@gmail.com).

Si te apetece, comparte y soñemos juntas.

No seas diferente,

¡Sé única!

¡Besiños infinitos!

 

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