La Crisis de la Adolescencia
La Crisis de la Adolescencia
Qué manía tenemos los seres humanos de no cuidar las palabras que usamos para expresar lo que sentimos, pensamos o queremos.
¿Por qué nos empeñamos en llamar “crisis” a cualquier evento o etapa en la que nos encontramos con dificultades?
La “crisis” de la adolescencia, la “crisis” de los cuarenta, la “crisis” mundial, etc.
Crisis (según la RAE):
- Cambio profundo y de consecuencias importantes en un proceso o una situación, o en la manera en que estos son apreciados.
- Intensificación brusca de los síntomas de una enfermedad.
- Situación mala o difícil.
- Situación política en que uno o más miembros del Gobierno han dimitido o han sido destituidos.
- Reducción en la tasa de crecimiento de la producción de una economía, o fase más baja de la actividad de un ciclo económico.
- Cambio brusco en el curso de una enfermedad, ya sea para mejorarse, ya para agravarse el paciente.
Según la RAE, una crisis siempre está relacionada con cambios bruscos y profundos; y nosotros nos empeñamos en usar la palabra para cualquier evento medio complicado.
La Adolescencia, como tantos otros eventos en la vida, no es una crisis, es una etapa
Sí, una etapa de muchos cambios físicos, emocionales, mentales, espirituales; pero sólo eso, cambios.
Esos cambios están generados, en principio, hablando de los físicos, por simple naturaleza. Los demás, se irán dando basados en educación, crianza y compañeros de viaje.
A nosotros, como papás, nos corresponde guiar en el proceso de individualización de nuestros enanos; pero si nosotros entramos en “crisis” en cuanto se menciona la palabra adolescencia o cuando vemos que se acerca la edad promedio del “problema”, ¿cómo vamos a ser esa guía para ellos que son los que menos entienden lo que les está pasando?
Necesitamos enfocarnos en nuestro propósito en sus vidas y, partiendo de ahí, elegir el modo en que sea mejor guiarlos, pero no basados en términos generales sino de manera particular con cada uno de ellos.
Todos los chicos son diferentes, ahí estriba su magia y su valor como seres humanos, si pretendemos guiarlos a todos por igual y hacia el mismo destino, llevándolos por el mismo camino, va a ser una locura, para nosotros y para ellos.
No es la etapa de la rebeldía
La tomamos así porque no prestamos atención a sus verdaderas necesidades y creemos que lo sabemos todo.
O nos dedicamos a guiarlos como lo hicieron con nosotros o todo lo contrario. Nos dejamos llevar por la generalización, por lo que nos dicen los que saben. Pero toda esa información se basa en estadísticas, en generalizar los comportamientos de los seres humanos en sus distintas etapas.
¿Te has puesto a pensar qué pasaría si nos detuviéramos a entender cómo es y actúa cada uno de estos chicos y, con base en eso, no s dedicáramos a fortalecer sus potenciales y a minimizar sus supuestas debilidades?
Nos empeñamos en que cumplan estándares en los estudios, en busca de calificaciones perfectas. Que encajen en la sociedad, cumpliendo con las reglas que esta nos marca. Pero jamás nos detenemos a preguntarles cómo se sienten, qué necesitan, si tienen miedos o en qué podemos apoyarlos o guiarlos.
Esto sucede porque ni siquiera nos conocemos nosotros mismos y pretendemos que los conocemos a ellos. Es necesario conocernos, saber hasta qué punto nosotros mismos nos hemos enfrascado en una espiral de “deber ser” y proyectamos eso en nuestros adolescentes.
Si hacemos un balance entre lo que nosotros somos y queremos con lo que ellos son y quieren (de manera particular, cada uno) podríamos entendernos mejor, dejar de pelear tanto con ellos y guiarlos de una forma más sana y congruente.
Esto nos evitaría pensar y sentirnos (tanto a los adolescentes como a nosotros) como si estuviéramos viviendo en crisis cada instante de nuestras vidas.
Si estás interesada en conocerte profundamente o hacerlo con tus propios adolescentes, te ofrezco una manera de hacerlo de forma amorosa y personalizada con mis Cartas Numerológicas.
Por hoy es todo, pero ya sabes que cualquier cosa,
estaré encantada de leerte en los comentarios y por correo (platicamosrocio@gmail.com).
Si te apetece, comparte y soñemos juntas.
No seas diferente,
¡Sé única!
¡Besiños infinitos!