Recuento de los daños: 2022
Después de un año desaparecida, toca hacer mi recuento de los daños: 2022.
No ha sido un año fácil, más bien tirando a muy difícil. Si bien, he padecido de ansiedad desde que puedo recordar, lo cierto es que, este año, se ha desbordado y lo peor fue cuando se juntó con la depresión…
La verdad es que, por fin, acepté que soy una persona con ansiedad y eso me hizo entender mis episodios de desaparición ante el mundo. Más allá de estar presente de forma física, podía desaparecer, totalmente, de forma mental o emocional. Esto me causaba muchos conflictos porque no lograba entender porque no podía estar presente en las cosas y situaciones que de verdad me importaban; ¿cómo era posible que pudiera desaparecer de la vida de las personas que me importan y que amo, sin más? ¿Cómo podía estar presente y aún así estar tan ausente, al punto de no recordar haber estado?
Una de las cosas que más me duelen y me lastiman es no ser capaz de dar continuidad a nada de lo que empiezo, sea lo que sea. Eso genera tal lucha interna que me desgasta y me agota por completo; y la culpa que me deja puede ser realmente dolorosa, pero, sobre todo, peligrosa.
Este año he desaparecido de todo y de todos; he intentado que no se note mi ausencia porque, más allá de sentirme «indispensable» o «necesaria», lo que no quería era tener que explicar; siendo realista y honesta, a muchos no les importa lo más mínimo y otros no lo entienden y, eso, también desgasta y agota.
El 2022 ha sido todo un tema
No voy a hacer una lista de todo lo que pasó o lo que sentí, porque lo importante es lo que resultó de todo ello.
Creo que lo más difícil fue aceptar que mi trastorno de ansiedad estaba más presente que nunca y que estaba manifestándose todo el tiempo; mientras yo intentaba entender porqué me sentía así y buscaba «culpables» en todo y en todos.
Aceptarla hizo que pudiera entenderla; esto no quiere decir que me esté resignando o rindiendo.
Mucho menos estoy diciendo que ya esté superada; peor aún cuando se me está haciendo cómplice de la depresión… esa sí que es otra historia.
Viajar de la ansiedad a la depresión puede ser toda una experiencia…
Y esos viajes pueden hacerse en intervalos de días o en cuestión de minutos; así que voy de la depresión a la ansiedad, de la ansiedad a la depresión, de la tristeza a la euforia, del positivismo total a la idea de su….io, en cuestión de segundos y duele…
Han sido muchas cosas las que me han mantenido a flote, sobre todo, mi familia; porque, a pesar de tener días de amarlos con locura y días de no querer saber nada de ellos; ellos siguen todos aquí.
Así que, en este recuento de los daños, mi agradecimiento infinito a mis enanos (Santiago y Mikel) porque en los momentos que más jodida estaba, sin saberlo, me sacaron del agujero con alguna puntada de las suyas.
A mis amigas del alma, Bethy y Gabriela, porque si bien no están presentes todo el tiempo, son tan brujas (como yo) que siempre aparecen cuando más bajoneada ando; aunque no sea para preguntar por mí, sino para contarme algo, pero eso hace que me distraiga de mi mal rollo y sirve para que yo también saque lo mío.
Y este año, en mi recuento de los daños, también quiero agradecer a Dios porque nunca me ha soltado de su mano. Si no fuera por él, no tendría, en mi vida, a las personas que tengo; no aparecerían los mensajes oportunos, las señales, las posibilidades, las oportunidades; y, sobre todo, hace rato que hubiera perdido la batalla…
Gracias a todos por ser, por existir y por estar…
¡Agárrate 2023! Porque, ahora sí, ¡¡¡voy con todo!!!
Bendiciones y besiños infinitos
P. D. Hoy es mi cumple y ya sabes que me gusta dar regalos, así que todas las Cartas Numerológicas están con descuento, por si te quieres dar una vuelta y aprovechar para empezar el 2023 con todo y hacer tus propósitos, realmente, funcionales. Creéme que si algo me ayudó a entender qué me estaba pasando fue tener el conocimiento de quién soy y porqué estoy pasando por lo que estoy pasando.