El problema está en los “profesionales” que no lo son. Esos que se dicen expertos en tratar con niños y no tienen ni idea de qué hacer con ellos, se basan en teorías, libros, programas y estudios generales; pero no se preocupan, realmente, por los niños. No le ponen atención, sólo les preocupa cumplir con los programas que marcan, los estándares de conducta y disciplina generales y ya. Es decir, los niños sólo pueden estudiar y estar atentos en clase, punto.
Da igual si son buenos en matemáticas, en historia, en dibujo o en deportes; tienen que sacar buenas calificaciones en todo y, según ellos, eso sólo se consigue estando sentados, sin moverse y poniendo atención.
Si un niño se mueve está mal, si se distrae está mal, si se levanta está mal, si saca bajas calificaciones está mal.
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