Ilusión y decepción

 

 

Ilusión y decepción

 

 

Tal cual, palabras fuertes en una misma expresión, ilusión y decepción.

Hoy es uno de esos días donde te parece que el mundo gira y tú no sigues el ritmo, solo te mareas.

Cuando empecé con este sueño te dije que te iba a ir contando mi paso a paso por este mundo en línea y poco a poco fui perdiendo el ritmo en mi proyecto, no en mi sueño, pero por el camino me he encontrado con muchas ilusiones y a la vez con muchísimas decepciones.

Como te dije en entradas anteriores, emprender no es tan fácil como lo te lo pintan por Internet. Te pones a buscar, investigar e incluso comprar cursos en donde te dicen que es muy fácil y que solo es cuestión de que te lo propongas.

 

 

No es nada fácil.

 

Y además llega a ser abrumador y estresante. Cada vez que investigas, descubres algo nuevo; lo haces, lo aplicas y resulta que después de eso te surge una nueva duda que nadie te aclaró que aparecería. Vuelves a investigar y después de ponerlo en práctica te vuelve a surgir algo más que tienes que hacer y así se te va la vida.

A lo que quiero llegar es que después de dos meses de iniciado este sueño, llevo más tiempo investigando, webinars, cursos, clases, grupos, etc. que realmente haciendo lo que me gusta y lo que en principio quería hacer: Transformar objetos ordinarios y escribir.

 

 

El inicio

 

Lo primero que hice cuando tomé la decisión de compartir mis trabajos con el resto del mundo fue comprar un curso en el que te daban todos los conocimientos para abrir tu tienda  y lanzarte al mundo en línea. La promesa inicial fue tentadora y como tal caí en esa tentación.

Fue duro porque sí tenía mucha información y fueron meses de conocimiento del que no tenía ni la menor idea, pero también es cierto que fue decepcionante en dos aspectos:

El primero, que la información que recibías era por encima, a la hora que la ponía en práctica te salían nuevos “problemas” o situaciones que en el curso no estaban explicados, ni siquiera mencionados.

Te llenaba de información en el curso y después te agobiaba buscando solucionar las cosas que iban saliendo.

Al final fue tanto el agobio que me pasé todo este tiempo luchando con una computadora sin crear piezas nuevas, que al final, es lo que realmente quiero y me apasiona; todo lo demás era como complemento por la ilusión que me hacía compartirlo contigo.

El segundo, cuando yo compré ese curso fue porque era dirigido a mujeres que, como yo, querían emprender en el mundo on line vendiendo piezas hechas a mano, artesanías o productos. Y se ponía como ejemplo de que era posible porque esa persona lo había hecho.

Te contaba que era como nosotras, que había empezado igual y con los mismos miedos y bloqueos.

 

 

Es admirable

 

En principio es cierto, su historia es inspiradora totalmente, yo llegué a admirarla y sigo admirando profundamente por todo lo que había conseguido y cuando te cuenta el cómo y lo que le costó te das cuenta que con esfuerzo se puede lograr cumplir tu sueño.

La decepción llega cuando te das cuenta que cambió el rumbo. Empezó a vender cursos, y no me malentiendas, me parece perfecto; la parte que no entendí es porque dejar de hacer lo que en principio la puso donde está.

Me parece genial que quiera enseñar a mujeres  que buscan salir adelante haciendo lo que realmente aman y disfrutan, pero no entiendo que haya dejado atrás lo que tanto le costó conseguir.

Y también reconozco que gracias a lo que aprendí ahí es que tomé por fin la decisión de lanzarme a poner las cosas en práctica, aprendí cosas de las que no tenía ni idea que existían y que tenía que hacer para emprender en línea.

 

 

¿Por qué me decepcionó?

 

Esta pregunta habla más de mí que de esa persona. Lo que me hizo cuestionar el ¿yo acabaré igual?

Estoy empezando un camino lleno de sueños e ilusiones y me preocupa perder el piso, esa emoción que siento cuando a alguien le encanta algo de lo que hago, cuando me piden que les enseñe cómo lo hago, cuando me compran una pieza. Esa sensación de emocionarme porque alguien es feliz teniendo algo mío.

Me hizo hacer un alto en el camino y dudar si yo sería capaz de no perder el rumbo.

No me niego a hacer cosas nuevas, al fin y al cabo la vida es la que te va marcando pautas, pero no quiero perder lo que en un principio me hizo emprender mi sueño.

Fueron horas de dudas y dolores de cabeza, pero llegué a una conclusión y en ella me mantendré, yo empecé teniendo sueños y haciéndolos manualidad, transformando objetos ordinarios en piezas extraordinarias y todo lo que yo haga siempre tendrá que ver con eso y lo más importante, nunca dejaré de hacerlo; si la vida me lleva por algún otro rumbo, mis piezas siempre estarán presentes porque es lo que amo hacer.

 

 

Sin embargo,

 

También tengo que agradecer que en el camino me he encontrado con gente maravillosa, nuevas personas que hoy admiro mucho y que me ayudan a seguir con todo esto, que apoyan y que están ahí para acompañarte en el trayecto y el proceso; poco a poco te iré contando de ellas porque me parece que tú también deberías conocerlas.

 

¿A ti te ha pasado? ¿Has admirado a alguien hasta el punto de querer ser como él/ella y decepcionarte hasta ya no querer seguirlo más?

 

Por hoy es todo, pero ya sabes que cualquier cosa,

estaré encantada de leerte en los comentarios y por correo (platicamosrocio@gmail.com).

Gracias por leerme y

si te apetece, comparte y soñemos juntas.

No seas diferente,
¡Sé única!

¡Besiños infinitos!

FIRMA ROCIO CASAS

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.